Ten Cuidado Con Lo Que Dices Cuando Veas Una Mariposa Lila En La Cuna De Un Bebé
Cuando te dan la noticia de que una familiar o amiga está embarazada de más de un bebé sueles esperar expectante a que te avisen de que ya ha dado a luz, que ya es el gran día, que cuando puedas estarán con sus bebés en el hospital para cuando vengas a verles.
Lo que le sucedió a Milli Smith va un poco por ahí, aunque fue aún más desafortunado. Esperaba gemelas, pero solo una nació. Su compañera de habitación había dado a luz a gemelos y al verse intentando calmar a los dos a la vez, con solo dos manos, le dirigió unas palabras a Milli sin ninguna mala intención, pero que resultaron dañinas como un puñal: "Qué suerte has tenido de no haber tenido gemelos...".
Uno de esos comentarios que en realidad no sientes, porque ninguna madre con dos preferiría no haber conocido a uno de sus bebés, pero que se dicen para entablar conversación y un poco a modo de desahogo. Ese "no sé cómo lo haré con dos", pese a que sabes que acabarás haciéndolo y saliendo adelante.
Milli y su pareja recibieron con alegría la noticia de que tendrían gemelas. Pero a las 12 semanas se enteraron de que una de ellas no sobreviviría. Tenía anencefalia, un fallo en el desarrollo del cerebro que hace que la supervivencia del bebé sea prácticamente imposible.
Tomaron la decisión de seguir adelante con el embarazo para dar la oportunidad a Callie, la otra bebé, de luchar por nacer, mientras se preparaban para lo que iba a acontecer: el parto de dos bebés y la despedida a una de ellas.
Pensaron que una manera bonita de "dar vida" a Skye, la niña que no sobreviviría, era donar sus órganos. Pero Milli se puso de parto en la semana 30, lejos de las 36 semanas mínimas para que pueda hacerse una donación.
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